21 de julio de 2008

¡HORROR! Me han invitado a una boda (2ª parte: el día B)

No, no es que haya tardado dos meses en digerir el último banquete de boda, que podría ser, porque en algunos sitios la comida parece de plástico.

Lo cierto es que no he podido actualizar antes porque en mi nuevo trabajo, mi jefa no para de criticarme y, la verdad, una llega a casa echando tantos “piropos” a la jefa que se le quitan las ganas de criticar nada más.

Pero en fin, a lo que iba. Parece que por fin la programación boderil de este año ha finalizado. ¿El balance? El de siempre: cada vez me llama menos la atención pasar por la vicaría aunque esto suponga perderme un viaje exótico for free y unos miles de euros de regalo.

Y es que una boda se resume, básicamente, en tres etapas:

a) Los saludos. A mí parecer la peor fase de todas, porque te encuentras con gente a la que no veías desde hace meses/años que siempre (¡siempre!¡no falla!) te preguntan cuándo te casas o qué esperas para tener niños (porque se te está pasando el arroz...) o qué tal te fue en Holanda con la Erasmus. Ante esto, un@ sólo puede poner cara de gilipollas sonriente y contestar: Holanda bien, hace ya seis años que volví.
A lo peor, tus parientes y/o conocid@s empiezan a presentarte gente: “Este en Juan, Pepito, María, Josefa, Trini, Antonio, Lucía, blablabla...” y cuando ya vas por el tercero, no te
acuerdas ni de tu propio nombre, por lo que vuelves a recurrir a la cara de gilipollas sonriente y a contar que hace seis años que volviste de Erasmus.

b) Luego está la ceremonia. Yo no sé qué afán tienen todos los novios en que su ceremonia sea la más duradera. Con lo fácil que sería que el cura dijera “por el poder que me ha sido otorgado, yo os declaro marido y mujer”. Hala, ya estamos listos, vámonos p´al banquete. Pues no. Los novios se empeñan en hacer toda la parafernalia, que si arras, coro rociero, votos, coro rociero, lectura de salmos, coro rociero, tequieros, coro rociero... Total, que después de dos horas, un@ ya no sabe si está en una boda o en una caseta de la feria.

c) El banquete. Ya por fin cuando se dan el besito de rigor y se dicen otros cuantos tequiero, llega la hora de que se vayan a hacerse las fotos, mientras los invitad@s nos levantamos a la caza del canapé y del jamón serrano. Que ése es otro tema. Porque el jamón, si está bien cortado, suele ser escaso y acabarse pronto. Todo lo contrario de cuando vas a pedirlo y, en vez de una loncha de jamón, parece que te están dando un chuletón de Ávila. Pero bueno, al menos en ese caso, ya sabes que estás medio cenado...

Por último, tres horas después de salir de la feria, digoooooo de la iglesia, empiezan a traer los platos del menú, que suelen tener nombres muy exóticos: Delicias de salmón bañadas en crema de hortalizas de la huerta o Magret de pato a la plancha sobre volcán horneado de patatas. O lo que es lo mismo: Rodaja de salmón con salsa de verduras y Pechuga de pato a la plancha con puré de patatas.

Ya a estas alturas de la película, un@ lo que quiere es emborracharse, bailar Paquito el chocolatero, acostarse a dormir la resaca del garrafón y acordarse de los novios... hasta la próxima boda.

¡¡¿¿Vivan los novios??!!

13 de junio de 2008

Eh, tú! Intruso laboral!!!

Hace semanas que no critico nada, aunque no es por falta de ganas sino de tiempo. El pasado día cinco comencé a trabajar en una sucursal bancaria: horario de 8 a 15 h. en la oficina y de 16 a 20 h. haciendo un curso de formación sobre la operatoria de la sucursal. España es asín, primero echas siete horas de “trabajo” y por la tarde te enseñan a trabajar.

El caso es que el tema del intrusismo profesional es algo que siempre me ha tocado las narices. Y mucho. Porque... ¿qué puñetas sabe una Lda. en Publicidad de “debes”, “haberes”, “reintegros”, “traspasos” y demás movidas bancarias?

Según los de Recursos Humanos debo saber lo mismo que una periodista, que es la formación que cursó mi compañera de caja en la sucursal.

Esto es para partirse de risa (por no echarse a llorar, claro). Periodistas y publicistas sacando adelante el movimiento dineril de una de las sucursales con más solera de Torremolinos mientras que licenciados en económicas y empresariales ocupan puestos en medios de comunicación y departamentos de marketing...

En fin, supongo que al final me he dejado arrastrar por el conformismo generalizado de la juventud española, algo de lo que siempre renegué. Pero los euros son los euros y un@ tiene una edad en la que ya toca hipotecarse y las letras no se pagan con principios morales ni buenas intenciones, que yo lo sé, que para eso soy cajera. ^__^

Y es que en España lo del intrusismo laboral está a la orden del día. Yo conozco maestros que son vendedores en unos grandes almacenes de corte inglés, biólog@s que trabajan de encuestadores, logopedas que hacen telemarketing y hasta enfermer@s que trabajan en Correos.

Pero creo que lo del intrusismo laboral ha llegado a su máxima expresión con el debut publicitario de Kiko Rivera Pantoja, o lo que es lo mismo, Paquirrín. Los anuncios son para buscar al director de marketing de Tuco y matarlo a pedradas. Aunque quizás la campaña publicitaria tenga su lógica porque ¿quién mejor para venderte un sofá y un colchón que un “niño” cuya existencia vital consiste, básicamente, en salir de fiesta, comer y descansar???




Pa’ mear y no echar gota...

21 de mayo de 2008

¡Señor, sí, señor!

El otro día llegó al buzón de mi casa un aviso de Correos para recoger una carta certificada. La buena noticia es que no se trataba de otra invitación de boda (ufff, ¡qué alivio!) y la mala, que era una carta del Ayuntamiento de Torremolinos que avisaba a mi hermana de que había sido multada con 200 € por “hacer botellón” en la puerta de una discoteca.

No hace falta decir que a mi hermana la multa le supuso un cabreo descomunal. Y no es para menos. La multa está fechada el día 27 del pasado mes de Enero, a las 3 A.M. de la madrugada. Y el motivo de la sanción es permanecer concentrado junto con otras personas consumiendo bebidas fuera de las zonas del término municipal que el Ayuntamiento haya establecido como permitidas.

De aquí deduzco que, fuera de la zona habilitada por el Ayuntamiento, un@ no puede reunirse y permanecer quiet@ en un mismo sitio, independientemente de que se consuma alcohol o no, ya que el edicto no habla de bebidas alcohólicas, sino de “bebidas” a secas, ya sea agua, zumo o loquesea...

Pero el cabreo de mi hermana no es tanto por la multa como por las formas. Según su versión, ella y su grupo de amigos (eran diez personas en total) estaban haciendo cola en la puerta de una conocida discoteca (paso de hacer publicidad de nadie) cuando de repente aparecieron en escena cinco coches patrulla de la Policía Local de Torremolinos. Al parecer, los guardias comenzaron a multar a los grupos de jóvenes que estaban haciendo botellón por la zona, pasando después a pedir el DNI a tod@s los que hacían cola en la puerta de la discoteca, unas cincuenta personas, alegando que era un control rutinario. Algo que, por lo visto, se está convirtiendo en habitual según esta noticia.

La sorpresa fue mayor cuando ayer, desde la Unidad de Multas del Ayuntamiento de Torremolinos, nos dijeron que si queremos podemos hacer una alegación pero que no servirá de nada ya que, aún no teniendo una foto, vídeo o prueba de que mi hermana estuviera haciendo botellón, la palabra de los policías vale más que la de un civil.

Y claro, un@ que de vez en cuando ve en la prensa casos como el de aquel chaval al que quitaron tres puntos del carnet de conducir por usar el móvil mientras iba en bicicleta o los tejemanejes que se traía Ginés Jiménez y sus secuaces en Coslada, empieza a plantearse si realmente la Policía está para defender y hacer cumplir la Ley o para hacer sentir al ciudadano aún más indefenso...

Lo que está claro es que multas absurdas las ha habido, las hay y las habrá siempre. Y si no, que se lo digan a la conductora que ha sido multada por tocarse el pelo mientras conducía. Sólo nos queda proferir el ¡Señor, sí, señor! y pagar la multa que nos toque en (mala) suerte.



15 de mayo de 2008

¡HORROR! Me han invitado a una boda (1ª parte: los preparativos)

Supongo que a cada edad le acompaña determinada vida social. Cuando era pequeñ@, me llenaba de felicidad que mis amiguit@s me dijeran durante el recreo que estaba invitada a merendar en su casa para celebrar su cumpleaños. Un@ se arreglaba con las mejores galas que había en su armario (en mi caso no era difícil, puesto que iba al colegio de uniforme), cogía el regalo que mamá había comprado para el evento y hala, a comer medias noches rellenas de Nocilla y a beber batidos y cocacolas.

Ahora que, irremediablemente, un@ va llegando a una cierta edad, la cosa cambia. Y es que cada vez que veo una invitación de boda en el buzón de mi casa, inmediatamente pienso que no habrá medias noches, ni batidos, ni mi madre tendrá el regalo comprado. Todo lo contrario. Abrir el sobrecito de marras supondrá comer poco, mal y el inicio de una laaaaaaaaarga lista de gastos.

Este año me han invitado a tres bodas. Y cruzo los dedos para que no me inviten a ninguna más porque mis ahorros de desempleada no dan más de sí. Menos mal que Dios, el Destino o loquesea ha querido que dos de las bodas coincidan el mismo día, a mil kilómetros de distancia una de otra. Eso sí, de los regalos no me libra nadie, que son familia.

A la tercera no habrá más cugons que ir, porque es de una compañera de trabajo de mi medio-limón y ya hemos gastado todas las excusas posibles-creíbles durante los últimos cuatro años. ^^

Y es que una boda supone un gasto enorme de tiempo y dinero. Para los novios y para los invitados.

Para empezar, hay que buscar el vestido (ardua tarea si tenemos en cuenta que no siempre el traje que mejor te sienta es el que mejor le sienta a tu cartera. Y viceversa). El viernes pasado di con él. Con MI VESTIDO. Y “sólo” me ha costado tres semanas encontrarlo. Yupiiii.

Ahora tengo que buscar los zapatos, el típico bolso de fiesta (minúsculo donde los haya y que no volverás a usar en tu vida), el chal, el traje para el medio-limón y sacar dinero para los sobres-regalo. A eso habrá que añadir la visita a la peluquería (tinte + cortar + peinar) que he ido retrasando desde hace dos meses para no tener que ir dos veces, los billetes de avión, la noche de hotel y un etcétera tan largo que seguro que me dejo algo.

Total, que a ojo de buen cubero, mi presupuesto para las bodas 2008 ascenderá a más 1.300 €urazos, a saber:
  • Vestido 70 €.
  • Zapatos, chal y bolso minúsculo 60 €.
  • Peluquería 50 €.
  • Traje, camisa y corbata del medio-limón 120 €.
  • Dos billetes de avión hasta Asturias 320 €.
  • Habitación de hotel 90 €.
  • Varios sobres-regalo 600 €.

¡¡¿Vivan los novios?!!

11 de mayo de 2008

Niñ@s y... bullying

Hace tres años, tuve muy claro cuál sería el tema de mi trabajo final de investigación para la asignatura Didáctica General del C.A.P.: la violencia en las aulas. Era un tema que me llamaba la atención, por lo poco que se había escrito sobre él, las casi inexistentes cifras reales sobre el asunto y, cómo no, por lo preocupante del tema.

Con el paso de los años el problema de la violencia escolar no ha mejorado. Todo lo contrario. Ahora se ha convertido en un problema tan visible, tan cotidiano, que han proliferado los libros, los estudios y las cifras de jóvenes agredidos. Por suerte o por desgracia, hoy en día todo el mundo sabe lo que significa la palabra bullying. Y la película Cobardes es una buena muestra de ello.



Pero los matones siempre han existido
, pensarán algun@s. Y es cierto. Tod@s recordamos a aquel compañero con el que todos se metían. Sin embargo, el problema es que las conductas que llevan a cabo los escolares de hoy en día son más graves y tienen peores repercusiones para las víctimas. No obstante, según el Defensor del Menor, tres de cada diez alumnos de enseñanza secundaria son víctimas a diario de violencia en el entorno escolar.

Y lo peor es que es un problema de difícil solución ya que familias, docentes, psicólogos y Administración no parecen ponerse de acuerdo en cuál o cuáles son las causas del aumento progresivo de este fenómeno.

Por un lado, (muchas de) las familias culpan a los centros escolares de los comportamientos que tienen sus hij@s. Esto es algo con lo que estoy en completo desacuerdo ya que, en mi opinión, la educación del menor debe darse en el seno de la familia, dejando al docente la tarea de enseñar conocimientos, amén de ejercer como ejemplo de refuerzo educacional.

Otros progenitores, aún aceptando su rol educador, achacan a las condiciones de trabajo actuales el poco tiempo disponible con el que cuentan para la educación de los hijos, atribuyendo, por tanto, al centro escolar la difícil tarea de educar a los menores y mantenerlos entretenidos durante la larga jornada laboral.

Por otro lado, los docentes y psicólogos tampoco se ponen de acuerdo a la hora de establecer una solución al problema. Algun@s profesores se limitan a impartir el temario de su asignatura. No comprenden o no quieren comprender, que su labor va más allá de enseñar Matemáticas o Lengua. No se dan cuenta de que están formando a los ciudadanos del futuro. Se limitan, en muchas ocasiones, a culpar a la excesiva violencia que los escolares ven en la televisión, a lamentarse de la pérdida de autoridad que ha sufrido la profesión docente o a atribuir la violencia escolar a los nuevos modelos educativos impuestos por la Administración.


Y tienen razón, todas esas circunstancias seguramente son parte de la causa del problema pero éste no se solucionará con lamentos o pases de patata caliente. Todos (familia, docentes, psicólogos y Administración) deberían aceptar su parte de responsabilidad y colaborar, entre todos, a que los jóvenes de hoy en día adquieran valores sociales como la cooperación, la tolerancia, la solidaridad, la resolución pacífica de conflictos, el respeto a las normas y a los demás.


La solución no pasa, por tanto, en marginar a los chavales conflictivos en aulas especiales, ni en que los padres pasen mucho tiempo con los hijos, sino que el tiempo que pasen, por poco que éste sea, sea de calidad. Con tiempo para darles cariño y afecto pero también para imponerles ciertos
límites... por mucho que el niño llore y patalee. El todo vale, no vale.

6 de mayo de 2008

¿Ser o estar?

Leo en la prensa de hoy que 37.542 personas se apostaron en la cola del paro durante el mes de abril. Una cola tan larga que ya cuenta con más de dos millones de parad@s, que se dice pronto. Y eso sin contar a los que no están inscritos en las Oficinas de Empleo.

Me pregunto cuánt@s de esos 2.338.517 desempleados están realmente parados. Y es que no es lo mismo estar parado que desempleado. Lo primero, implica no tener ocupación remunerada reconocida. Estar desocupado, en definitiva. Por el contrario, estar desempleado (ya lo dice el DRAE) significa hallarse en una situación de paro forzoso.

En la práctica, a mi modo de ver, existen dos tipos de parados: por un lado, están los parados que disfrutan de la vida y del tiempo ocioso que su desocupación les brinda. Por el otro, están los parados que buscan activamente un empleo y/o se forman mientras éste llega. Están desempleados temporalmente.

Supongo que pertenecer a uno u otro grupo dependerá, en gran medida, de la forma que tenga cada cual de afrontar la vida ya que, en el mundo de la empresa, también existen dos tipos de empleados: el que está en el trabajo y el que es trabajador.

De nuevo nos encontramos con la disyuntiva entre ser y estar. Y es que en esta España nuestra se tiene la errónea creencia de que el que más horas pasa en el trabajo, más productivo resulta para la empresa, cuando, por lo general, es todo lo contrario.

Ya lo demuestran las cifras que hace unos días nos llegaban desde la Unión Europea: España es uno de los países en que más horas se trabaja (hasta 200 horas más al año que franceses, alemanes o daneses) y, sin embargo, estamos a la cola en productividad. El motivo es claro: en España no importa que las cosas “sean”; basta con que lo “parezcan”. Es el Spanish way of life, donde se rinde culto a la apariencia, a la fachada, al qué dirán...

Por eso nos va como nos va, por eso y porque (también según la UE) España es el país que más enchufados coloca en puestos muy por encima de su cualificación profesional...

30 de abril de 2008

Vacaciones en Tayikistán

Ahora que el no-puente es inminente, much@s españolit@s estarán haciendo las maletas para ¿disfrutar? de cuatro días en playas abarrotadas, museos a rebosar y bares y restaurantes hasta la bandera.

L@s otr@s, l@s que se quedan, seguramente se consolarán con las merecidas vacaciones veraniegas y contratarán en estos días, si es que no lo han hecho ya, el viaje de sus sueños. De los sueños de este año 2008, que el próximo dios dirá.

Precisamente, hace unos días me contaba un amigo que este verano pasará sus vacaciones en Tayikistán. Yo, que no tengo el menor problema en reconocer que la geografía nunca ha sido mi fuerte, le pregunté boquiabierta por dónde caía exactamente ese país. “Cerca de China, no lo sé exactamente, mis cuñados lo organizaron y yo me apunté” fue la respuesta que me dio, la cual me dejó más boquiabierta si cabe.

Pero esto no es un hecho aislado según me explicaba un compañero de master, que trabaja en el sector de las agencias de viajes. Por lo visto, cada vez es más habitual que familias enteras se decidan a cambiar su mes de Agosto en Benidorm o Torremolinos por seis o siete días en un crucero, en un safari o en Tayikistán... “El destino es lo de menos –me decía- siempre y cuando suene exótico y esté lejos de España”.

Y algo de razón debe llevar si atendemos a las ofertas que cuelgan en los escaparates de las agencias. Hasta hace no mucho tiempo, el que se iba a Egipto o a Estados Unidos era tenido por un aventurero. Ahora, sin embargo, parece que ambos destinos están al alcance de cualquiera, geográfica y económicamente hablando.

Hoy en día lo guay es irse lo más lejos posible, ya sea a tumbarse en la hamaca de una playa paradisíaca del Caribe o a recorrer las ruinas mayas de Xunantunich. Y si el destino elegido está a más kilómetros del que eligió el vecino del quinto, mejor que mejor.

Ya a la vuelta, mientras enseñamos orgullos@s las fotos de aquel destino exótico, del viaje de nuestros sueños, tendremos tiempo de averiguar dónde hemos estado y, más importante aún, cómo vamos a pagarlo.

27 de abril de 2008

El MEC, las becas y los becarios...

Si me hubieran dado un euro cada vez que un amigo me ha dicho que soy una experta en becas, ahora tendría el dinero suficiente para pasarme un año sabático en Nueva York.

Por desgracia, nadie ha tenido a bien regalarme dicho euro, por lo que, desde hace unos meses, estoy a la busca y captura de una beca que me permita llevar a cabo dicho propósito.

Las becas que otorga el Ministerio de Educación y Ciencia (MEC) para realizar cursos de idiomas durante el verano serían una buena opción de no ser porque, según este Ministerio, mis padres cobran demasiado y mi curriculum es excesivo para ser beneficiada con una de dichas becas.

Y es que en esta España nuestra todo funciona así, a parches, y lo que antaño se premiaba ahora se desaprueba. Esta es la única explicación que hallo después de leer la convocatoria de estas ayudas, en la que hay, a mi entender, más de una incongruencia.


Dice la convocatoria en la Exposición de Motivos que “e
l conocimiento de un idioma distinto del propio contribuye de forma esencial a la formación integral de los jóvenes. Su aprendizaje se ha convertido en un objetivo fundamental de las políticas de formación e integración laboral, tanto porque favorece la libre circulación y comunicación como por exigencias del mercado de trabajo”.

De aquí deduzco, no sé si equivocadamente, que el principal objetivo que persiguen estas becas es ofrecer a los jóvenes españoles la posibilidad de adquirir unas competencias lingüísticas que les ayuden a encontrar un empleo en el futuro, dadas las exigencias del mercado de trabajo.


Por lo tanto –continúa la convocatoria- el estudio y la práctica del idioma inglés constituyen una parte indispensable de la formación de quienes se encuentran en la edad de prepararse para entrar en el mercado de trabajo”.

Entiendo, por consiguiente, que las becas tratan de colaborar en la formación lingüística de aquellos jóvenes que aún no han entrado en el mercado laboral. ¡Qué bien! Aún tengo opción de acceder a las becas, pienso. Sin embargo, al leer dos párrafos más abajo, mi gozo se va al pozo:

“Las ayudas se dirigen, por tanto, a aquellos jóvenes que, por razón de su edad, entre 18 y 30 años, se están preparando para entrar en el mercado de trabajo y que, por sus menores recursos económicos se encuentran entre quienes cursan sus estudios con beca del Ministerio de Educación y Ciencia”.


Vale, aquí hay algo que no cuadra. Revisemos los requisitos:
a)
Tener entre 18 y 30 años. Cumplo.
b)
Estar preparándose para entrar al mercado laboral. Cumplo. Por fin mis años de experiencia como becaria en prácticas sin contrato y sin cotizar van a ser recompensados de alguna manera...
c)
Cursar los estudios con una beca del MEC. Ein?

- ¿Pero es que hay alguien con 30 años que aún sigue estudiando la carrera? ¿Debe ser un zopenco, no? Pero, si es un zopenco, ¿cómo es que le dan la beca del MEC? le pregunto, indignada, a mi madre.

- A lo mejor ha tenido que trabajar para pagarse la carrera, que no todo el mundo tiene la misma suerte que tú, me responde ella.

- Vale, pero si ha trabajado ya, entonces ha accedido al mercado laboral (no como trabajador/a encubiert@ = becari@) por lo que está incumpliendo el principal objetivo de estas becas...


De repente, me vienen a la mente las imágenes que aparecieron el verano pasado en todos los medios de comunicación sobre lo bien que se lo pasaban los becarios del MEC en Malta. Mi indignación aumenta por momentos. Noto cómo la sangre me empieza a hervir y rezo para no morderme la lengua demasiado fuerte, no sea que me envenene.

Y es que resulta que el recién nominado Ministerio de Educación, Políticas Sociales y Deporte ha repartido suerte esta semana, otorgando 51.515 becaciones (beca+vacaciones) pagadas, a razón de 1.650 € cada una, correspondientes a 2008.


A muchos de mis amig@s y conocid@s les
ha tocado una beca, algo que en determinados casos se me hace incompresible puesto que sus familias ganan más dinero que la mía (a tenor de sus bienes materiales), son licenciad@s (lo que imposibilita automáticamente ser becario del MEC) y/o reconocen que no son precisamente unos cerebritos...

Para colmo, algun@s repiten experiencia, lo cual (a pesar de ser injusto) no está mal del todo si tenemos en cuenta que su nivel de inglés no pasaría los exámenes de tercero de la EOI. Eso les pasa a los del Ministerio por poner como único condicionante para el cobro de la ayuda la presentación de una acreditación de la realización del curso mediante certificación original del centro docente en el que se realizó el curso en el extranjero y en el que se detallará la duración del mismo (mínimo tres semanas) y el número de horas lectivas semanales (mínimo 15 horas semanales)”.


En cristiano: que el Ministerio no hace exámenes para comprobar que, efectivamente, las ayudas han servido para formar a los jóvenes becarios, sino que se conforma con un papelito (expedido por el centro que imparte el curso, previo pago) que diga que el becario asistió durante tres semanas a tres horas de clase diarias, independientemente de que el estudiante aprendiera inglés o se dedicara a pasar notitas de amor y a mirar a las musarañas...


Total, que ya me los imagino a tod@s este verano de compras por el Soho neoyorquino, mientras yo acabo trabajando en un puesto de helados o, peor aún, haciendo prácticas otra vez en una
gran empresa (gran por el número de becarios, no por sus grandes sueldos).

Esperemos que el nuevo Ministerio de Educación, Políticas Sociales y Deporte se ponga las pilas, al menos en lo que a políticas sociales se refiere, porque de educación y deporte, ya vamos sobrados en este país.

24 de abril de 2008

La SGAE, el canon y dos euros...

Dicen que España es el país europeo con más internautas piratas por metro cuadrado. No sé de qué se extrañan si tenemos en cuenta que el Spanish way of life se basa en conseguir todo lo que sea gratis, sea-lo-que-sea. Y las películas y las canciones no iban a ser menos.

Para atajar el problema, el Parlamento no tuvo mejor idea que sacarse de la manga un canon digital que, supuestamente, es un modo de hacer valer los derechos de autor de los “artistas”. Artistas por llamarlos de alguna manera, porque hoy en día se cuentan con los dedos de una mano.

Precisamente de la idoneidad del canon digital estuvieron anoche debatiendo en el programa Mejor lo hablamos de Canal Sur, donde se pudieron oír burradas a tutiplén.

A.M.A., un compositor de canciones del que yo jamás había oído hablar, defendía a ultranza dicho canon puesto que, según él, era una manera de que los artistas y los compositores cobren por un trabajo que ellos ponen ante el gran público sin saber siquiera si obtendrán beneficios por dicha labor. Ante esto, lo primero que pensé fue: “haberte dedicado a otra cosa, majo”, pero después de un rato, se me ocurrió que hay cantidad de oficios que exigen hacer un trabajo sin que la recompensa esté asegurada. Como no podía ser de otra manera, la publicidad es uno de ellos, pero existen otros más de andar por casa, como la pastelería. ¿O es que a un pastelero le pagan las tartas que nadie ha comprado?


Por otro lado, P.T., miembro de la SGAE, defendía su postura pro-canon alegando que un artista “sólo” cobra dos euros de los veinte que paga el consumidor por un cd original. Aquí ya me puse a echar cuentas porque claro, dos euros suena a miseria, pero si tenemos en cuenta que El canto del loco, por poner un ejemplo, vendió en dos semanas 160.000 copias de su disco “Personas”, esto supone que el grupo ha ganado unos 320.000 € (casi 54 millones de las antiguas pesetas) a repartir entre cuatro. No os preocupéis que ya hago yo la división: 80.000 €urazos se han embolsado por cabeza Dani Martín y los suyos sólo en dos semanas. Y esto dejando aparte los (escasos aunque repletos) conciertos y el millonario negocio de los politonos. Así que de miseria nada, ya lo querría para mí.


El debate sirvió para reafirmar mi teoría al respecto y es que hay dos grandes culpables en el tema de la piratería:

  • De un lado las discográficas, que desde hace años prefieren la cantidad a la calidad porque ¿cuántos Triunfitos, Tusíquevales, Lluviasdestrellas, Popstars, etc han fabricado en los últimos años? ¿Cuántos discos sacaron? Y de éstos, ¿cuántas canciones eran realmente buenas? Por tanto no sé de qué se extrañan si la gente pasa olímpicamente de gastarse 20 € en un cd con diez canciones de las cuales sólo una o dos te gustan... Ya lo dicen los de ECDL, eres tonto si lo haces.
  • El segundo culpable, es el Spanish way of life que mencionaba antes. Los españoles tenemos demasiado arraigada la cultura de lo gratis y eso es difícil de combatir.

Ayer mismo, Día del Libro, iba yo caminando por uno de los barrios más populosos y tradicionales de Málaga. Un barrio obrero, de vecinos con sueldo medio-bajo, donde en la puerta del mercado de abastos lo mismo te vendían una ristra de ajos que te regalaban un libro. O diez. Porque a más de una maruja vi con una montaña de libros en una mano y el carrito de la compra en la otra. Supongo que tendrán muchos muebles que calzar, porque si no no se explica...

Lo cierto es que me dio pena por el triste destino que les depara a esos libros, condenados a estar en una estantería, pero más pena me dio la vendedora de ajos, que ayer no hizo negocio.

22 de abril de 2008

El comienzo...

Dicen que hay una primera vez para todo. Algo tan cierto como que, por lo general, esa primera vez suele generar en un@ mism@ nervios, incertidumbre y frustración si las expectativas no se cumplen o los resultados no son los esperados.

Por esa razón no voy a esforzarme demasiado en este primer post ya que, seguramente, cuando pase un tiempo y eche la vista atrás, cualquier cosa que haya escrito me parecerá banal y burda. Por tanto, tendréis que leerme asiduamente para comprobar si realmente merezco el calificativo de gran blogger.


En cualquier caso, para quien no me conozca, me presento:

Me llamo Alicia, resido en la capital de la Costa del Sol y soy, entre otras cosas, licenciada en Publicidad y Relaciones Públicas. Tengo una facilidad extraordinaria para opinar sobre cualquier cosa, incluso sin que nadie haya pedido mi opinión. ¿Qué le voy a hacer? Soy una quejica profesional. Será culpa de mi colon irritable pero el caso es que me quejo de todo y por todo, aunque siempre de una forma sarcástica, guasona y mordaz.

Además de criticona, soy una curiosa compulsiva. Esto no sé a quién o a qué achacárselo, pero todo me interesa, desde el nuevo novio de la Esteban hasta las resoluciones publicadas en el BOE...

En fin, ya me iréis conociendo...